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Ubicada al norte del departamento de Ica, la provincia de Chincha es desierto, sol y chacra; pero, sobre todo, es la cuna de una de las expresiones culturales más vibrantes del país: el arte afroperuano. Entre los ríos San Juan y Topará, y flanqueada por los desiertos de Topará (norte) y Chunchanga (sur), Chincha combina agricultura de exportación (algodón, pecanas, frutales) con playas acogedoras y un legado histórico que va desde los señoríos prehispánicos hasta las haciendas coloniales.
Chincha es la provincia más septentrional de Ica. Su capital es Chincha Alta y su cercanía a Lima (aprox. 200 km por la Panamericana Sur) la convierte en una escapada ideal de fin de semana. El clima es cálido y seco casi todo el año, con neblinas costeras en invierno y sol intenso en verano.
Breve historia
- Época prehispánica: La zona fue parte del poderío de los chinchas, grandes comerciantes marítimos. Muchos arqueólogos consideran que su control de rutas costeras y del intercambio fue clave en la costa sur.
- Fundaciones coloniales: Diego de Almagro estableció la efímera “villa de Almagro”. En 1571, Álvaro Ponce de León fundó la ciudad de Chincha. Desde el siglo XVII, florecieron haciendas azucareras y algodoneras con mano de obra esclava africana.
- Siglo XIX: Auge del guano en las Islas Chincha; el puerto de Tambo de Mora ya era importante para la exportación de mercurio hacia Potosí.
- Siglo XX y XXI: Migraciones internas y la consolidación del folclor afroperuano hicieron de Chincha un referente cultural.
Identidad afroperuana: música, danza y devoción
Los descendientes de africanos traídos como esclavos dejaron una huella profunda en la música (festejo, landó, panalivio), la danza y la gastronomía. El distrito de El Carmen es el corazón de esta herencia: allí la música negra suena en cada fiesta y su iglesia colonial es centro de peregrinación. Otro punto clave es Grocio Prado, cuna de la beata Melchorita Saravia, muy venerada incluso fuera de Ica.
ATRACCIONES TURÍSTICAS
1. Conjunto Arqueológico de La Centinela (Tambo de Mora)
El sitio más emblemático de la cultura chincha. Son pirámides y plataformas de adobe construidas entre los siglos XI y XV. Allí se habría ubicado el centro administrativo y ceremonial del señorío chincha previo a la llegada inca. Destacan sus muros con diseños geométricos, plazas y sectores residenciales. Visitarlo con guía local permite entender su organización social, el culto a los ancestros y la relación con la costa y los valles agrícolas.
- Qué hacer: Caminatas interpretativas, fotografía arqueológica al amanecer o atardecer, observación de aves costeras cercanas al humedal de Tambo de Mora.
- Tip: Lleva sombrero, agua y protector solar; no hay mucha sombra en el sitio.
2. Hacienda San José (El Carmen)
Una joya de la arquitectura colonial jesuita (siglo XVII). Restaurada y convertida en hotel, conserva patios empedrados, capilla barroca, bodegas y los famosos túneles subterráneos por donde se dice transitaban esclavos y se comunicaban haciendas. El recorrido guiado revela la historia de la esclavitud, la producción agrícola y la vida cotidiana en la hacienda.
- Qué hacer: Recorridos guiados diurnos y nocturnos (algunos dramatizados), degustaciones gastronómicas, sesiones fotográficas en salones históricos.
- Tip: Reserva con anticipación en temporada alta; los tours a los túneles tienen cupos limitados.
3. Distrito de El Carmen: fiestas, música y sabor
Centro neurálgico de la cultura afroperuana. Sus celebraciones —especialmente en verano— reúnen comparsas, cajones, zapateo y comida típica. La iglesia colonial y la plaza se llenan de vida durante festividades religiosas y artísticas.
- Qué hacer: Asistir a peñas afro, aprender pasos básicos de festejo, degustar carapulcra con sopa seca y postres como la mazamorra de calabaza.
- Tip: Pregunta por eventos del “Verano Negro” o festivales locales de música y danza.
4. Grocio Prado y el Santuario de la Beata Melchorita
Lugar de peregrinación para quienes buscan agradecer o pedir favores. La devoción a Melchorita Saravia —religiosa y servidora de los más pobres— se manifiesta en ofrendas, procesiones y ferias.
5. Playas chinchanas
Sol, mar y tranquilidad. Aunque menos famosas que Paracas, las playas de Chincha (como Tambo de Mora o Jahuay) son perfectas para quienes buscan menos concurrencia. Son buen punto de partida para continuar hacia Paracas o Nazca.
6. Islas Chincha
Escenario del auge del guano en el siglo XIX. Aunque el acceso turístico es limitado, su historia está ligada al desarrollo económico del Perú. Desde la costa se organizan tours de interpretación histórica o se pueden observar aves guaneras en estaciones cercanas.
Gastronomía
- Carapulcra chinchana (con papa seca y maní) acompañada de sopa seca (fideos sazonados). El maridaje emblemático de la provincia.
- Frejol colado, picarones, turrón y dulces a base de pecanas.
- Piscos y vinos: Chincha alberga bodegas tradicionales y modernas; se pueden hacer catas y recorridos en época de vendimia.
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