El Distrito de La Tinguiña: Un Rincón Histórico y Agrícola en el Corazón de Ica

El distrito de La Tinguiña es uno de los 14 distritos que integran la provincia de Ica, en el departamento homónimo de la costa sur del Perú. Situado a unos 5 kilómetros al sur de la ciudad de Ica, este distrito representa un ejemplo vivo de la fusión entre tradición colonial, desarrollo agrícola y vida comunitaria en el desierto iqueño. Con una extensión de 98,34 km² y una altitud promedio de 440 metros sobre el nivel del mar, La Tinguiña se erige como un polo de actividad económica y cultural en la región, impulsado por su proximidad a la carretera Panamericana Sur. Su creación oficial data de 1961, pero sus raíces se remontan a la época virreinal, cuando grandes haciendas dominaban el paisaje. Hoy, con una población estimada en alrededor de 52.159 habitantes para 2024, el distrito combina el bullicio comercial con la serenidad de sus tradiciones, atrayendo tanto a residentes locales como a visitantes interesados en la historia y la gastronomía peruana.

Historia

La historia de La Tinguiña está intrínsecamente ligada al auge agrícola y colonial de Ica. En 1563, con la fundación de la Villa de Valverde del Valle de Ica por el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, se distribuyeron grandes extensiones de tierra que dieron origen a haciendas emblemáticas como San Juan de Buena Vista, Vista Alegre y Tacama, dedicadas al cultivo de algodón, uva y otros productos. En 1776, la llegada de la imagen de la Virgen de las Nieves, traída desde España, marcó un hito religioso: los pobladores construyeron una capilla que evolucionó hasta convertirse en la actual Iglesia Virgen de las Nieves y el Instituto Superior Tecnológico (IST) Fernando León de Vivero.

Durante el siglo XX, antes de la pavimentación de la carretera Panamericana, La Tinguiña albergó un aeródromo en su vasta pampa, utilizado por la compañía Faucett para transportar magnates del algodón y turistas hacia la cercana laguna de Huacachina. En 1934, se fundó el Club Sport Puerto Aéreo de La Tinguiña, la primera institución cultural y deportiva del lugar, que fomentó actividades recreativas en una era de expansión económica. Los esfuerzos de los residentes en las décadas de 1950 culminaron en la elevación a distrito mediante la Ley N° 13791 del 28 de diciembre de 1961, durante el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. Jorge Cevasco Villagarcía fue su primer alcalde, inaugurando una era de autonomía administrativa.

Geografía y Clima

Geográficamente, La Tinguiña se ubica en las coordenadas 14°02′21″S 75°42′44″O, en la planicie desértica típica de la costa peruana, interrumpida por valles irrigados por el río Ica y sus afluentes. Limita al noroeste con el distrito de San Juan Bautista; al norte y noreste con San José de los Molinos; al oeste con San Juan Bautista e Ica; al este con Yauca del Rosario; al suroeste con Ica; al sur con Parcona y Los Aquijes; y al sureste con Los Aquijes. Su relieve es mayoritariamente plano, con dunas y pampas que contrastan con oasis agrícolas, favoreciendo la irrigación mediante canales ancestrales.

El clima es árido subtropical, caracterizado por temperaturas promedio anuales de 22-25°C, con máximas que superan los 35°C en verano y mínimas de 12°C en invierno. La precipitación es escasa (menos de 50 mm al año), pero los ríos y sistemas de riego sostienen una agricultura próspera. Esta geografía desértica, mitigada por la ingeniería hidráulica prehispánica y colonial, define la resiliencia del distrito frente a fenómenos como El Niño.

Demografía

La población de La Tinguiña ha experimentado un crecimiento sostenido, pasando de 39.574 habitantes en 2017 a una estimación de 52.159 en 2024, con una densidad de 643,9 habitantes por km². Esta expansión se debe a la migración rural-urbana y al atractivo económico de la agroindustria. La composición étnica refleja la diversidad iqueña: mestizos (66%), quechuas (23,8%), blancos (5,6%), afroperuanos (3,3%), otros grupos indígenas (1,1%) y aimaras (0,16%). La estructura demográfica es expansiva, con un alto porcentaje de población joven (menores de 15 años alrededor del 30%), lo que impulsa la demanda de servicios educativos y de salud. El idioma predominante es el español, aunque persisten influencias quechuas en la toponimia y costumbres locales.

Economía

La economía de La Tinguiña se sustenta en tres pilares interconectados: el comercio, la agricultura y la agroindustria, que representan más del 70% de la actividad productiva del distrito. La proximidad a la Panamericana Sur facilita el intercambio con Ica y otros centros urbanos, con mercados locales como el de abastos que cuentan con altos niveles de seguridad (75% en 2016). En el sector agrícola, destacan los cultivos de uva de mesa y para pisco, algodón, espárragos y maíz, beneficiados por el suelo arenoso y el riego del río Ica. Bodegas históricas como Tacama producen vinos y piscos de renombre internacional, atrayendo inversión privada desde los años 90.

La agroindustria incluye procesamiento de frutas y exportación, contribuyendo al PIB regional. El comercio minorista y servicios (transporte, hotelería básica) complementan esta base, con un enfoque creciente en el turismo enológico. Desafíos incluyen la vulnerabilidad a sequías y la necesidad de modernización irrigación, pero el distrito mantiene un crecimiento anual del 3-4% en su actividad económica, alineado con la recuperación post-pandemia de Ica.

Cultura y Tradiciones

La identidad cultural de La Tinguiña es un mosaico de herencias indígenas, coloniales y afroperuanas, manifestada en fiestas religiosas y expresiones artísticas. La Virgen de las Nieves es la patrona, y su festividad el 5 de agosto congrega a miles en procesiones, danzas y ferias artesanales en la plaza principal, donde se exhiben tejidos, cerámicas y productos locales. Otras tradiciones incluyen el Carnaval iqueño con música criolla y zapateo, y la Semana Santa con representaciones teatrales de la Pasión de Cristo.

La gastronomía es un pilar cultural: platos como el carapulcra con pallares, el seco de cordero y dulces de higo con manjar destacan en ferias, reflejando la influencia de las haciendas. El distrito preserva sitios como el huarango milenario (un árbol sagrado de más de 1.000 años) y bodegas centenarias, que sirven de escenario para eventos culturales. El Club Sport Puerto Aéreo sigue activo, promoviendo deportes y arte, mientras que grupos folclóricos mantienen vivo el huayno y la marinera sureña.

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